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La Universidad Estatal de Ohio (EEUU) ha desarrollado un nuevo material que, aprovechando el poder de la luz solar, puede limpiar el agua de contaminantes peligrosos. A través de una combinación de geles de química blanda y electrohilado (una técnica en la que se aplica fuerza eléctrica a un líquido para crear pequeñas fibras), el equipo de investigadores de la universidad construyó delgadas tiras similares a fibras de dióxido de titanio (TiO₂), un compuesto que a menudo se utiliza en células solares, sensores de gas y varias tecnologías de autolimpieza.
Cuando los investigadores agregaron cobre al material para mejorar este proceso, sus nuevas estructuras, llamadas nanomats, pudieron absorber suficiente energía luminosa para descomponer contaminantes dañinos en el aire y el agua. Cuando el dióxido de titanio absorbe la luz, se forman electrones que oxidan el agua y atacan los contaminantes, destruyéndolos lentamente hasta que se vuelven inocuos. Al añadir cobre, este proceso se potencia, haciéndolo aún más eficaz.
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