Durante los últimos años España ha coprotagonizado algunas de las noticias más punteras en el ámbito de la edición genética, pero un nuevo descubrimiento podría dejarnos fuera del juego. En 1993, el científico alicantino Francisco Mojica descubrió que unas arqueobacterias de las lagunas de Santa Pola tenían un sistema para guardar en su material genético secuencias de virus que las habían infectado, una especie de inmunidad adquirida.